El desafío de la educación física escolar ante sus dificultades para sostener su legitimidad como asignatura, es muy serio y complejo, pues implica cambios sustanciales de sus paradigmas y un consecuente replanteo de su didáctica.
Por un lado, debe partirse de una actitud docente abierta a observar, escuchar, interpretar los mensajes que de diferentes modos hacen llegar los niños y adolescentes, mensajes que tienen, en la forma de asumir su corporeidad, el punto de partida para una tarea profunda de educación física.
Sus requerimientos de atención, de respuesta a las problemáticas vitales que los instalan ante sí mismos, ante los demás y el entorno, de una particular manera, necesitan de un docente que cuenta con la actividad física y el deporte como herramientas educativas de indudable valor para que alcancen el conocimiento circunstancial, a la vez profundo y duradero, de su realidad corpórea.
El campo de fútbol, el patio, el salón de usos múltiples convertido en gimnasio, deben transformarse en sitios para vivir intensamente actividades que lleven a la sensibilización del y por el cuerpo y la posibilidad de relacionarse con los otros a través de una actividad que permita fluir las necesidades de juego motor, de conocimiento corporal, de sentirse perteneciente a un grupo y a una situación placentera, generadora de nuevas formas de autodescubrimiento y de contacto con el mundo.
Las formas de deporte y actividad física culturalmente aceptadas y valoradas, deben constituirse en motivo de particular exploración, tanto por parte del alumno como del docente; éste está obligado a interpretarlas y orientar su práctica sobre la base de la reflexión sobre la misma, de modo que puedan integrarse al bagaje cultural del alumno y no sean motivo de una denodada tarea para ser aprendidas sólo porque \"son y están\"; de este modo niños y adolescentes contarán con un cuerpo disponible, a través del cual poder expresar plenamente su interioridad, sus capacidades de hacer y de relacionarse activamente.
Para lograr lo anterior, el alumno debe constituirse en una parte activa de la planificación de contenidos y actividades, si realmente lo consideramos el punto inicial de nuestra preocupación docente; sin sus apreciaciones, sin el conocimiento de lo que piensa y necesita, de sus sentimientos respecto a la tarea que realizará con su profesor, difícilmente podamos romper con las formas tradicionales de clases prefijadas desde la posición que hemos criticado.
Todo lo anterior parece a priori una utopía inalcanzable, desde las condiciones de infraestructura, tiempo asignado a la educación física y cantidad de alumnos que debe atenderse simultáneamente, muchos de ellos con expresiones conductales complejas y difíciles de contener por la realidad que les impone muchas veces una forma de vida con escasos valores sustentadores. Pero, justamente, una pedagogía basada en esta realidad y en la comprensión de quienes la viven, trae aparejada la motivación para intentar cambiar, siempre y cuando el docente acepte constituirse en mediador del cambio actitudinal de los niños hacia la actividad física y el deporte y hacia la consideración de sus propios cuerpos y en un propulsor de la modificación de una actitud conformista y repetidora de modelos exteriores y ajenos.
Por otra parte, en este contexto pedagógico es importante considerar el vínculo docente-alumno, teniendo en cuenta los grandes cambios que se han producido socialmente en la comunicación adulto-niño. Este último se encuentra ante la posibilidad de una relación persona a persona franca y abierta, a veces difícil de aceptar por los adultos instalados en un distanciamiento generacional formalizado, ya que en muchos casos sobrepasa los límites del respeto a la figura del adulto.
Esto ocurre cuando no se produce por parte de éste, una modificación de la actitud ante el niño o el adolescente para escucharlos realmente. En el caso de la docencia, el escuchar comprometidamente a los alumnos implica que también estos escuchen y, a partir de este diálogo real, puede generarse una actividad educativa de alcances insospechados.
La Educación Física, desde las perspectivas y planteos expresados, que serán motivo de profundización y análisis desde la teoría crítica en el Seminario correspondiente, puede generar una actividad educativa trascendente, pues la presencia corporal y motriz es permanente, tanto en la clase de matemática como en la de formación ética y ciudadana, cristalizándose en las clases específicas el desarrollo de contenidos -como la ubicación en el espacio, la cooperación en el juego en equipo, la actitud de persistencia para lograr el ajuste motor de una habilidad, etc.- claramente transferibles a otras situaciones escolares y de la vida cotidiana.
La dificultad, sin embargo, radica en el adecuado planteo y desarrollo de las estrategias didácticas que se utilizarán para que los niños y niñas accedan a una educación física de estas características. La Educación Física de la tradicional escuela primaria, arrastra una historia que afirma sus raíces en estructuras muy arraigadas sobre preconceptos del papel de la actividad física, deteriorantes de su valorización pedagógica.
¿Cómo pasar de una pedagogía conductista, basada en objetivos operacionales estrictos y uniformadores de exigencias, a una propuesta constructivista que parta de los saberes previos?
¿De qué modo se trata el deporte, cuando la cultura deportiva prefabricada por empresarios y políticos, apoyados por el cientificismo que le dio sustento a una ejercitación estricta de técnicas y al entrenamiento por el entrenamiento mismo, pesa fuertemente sobre los profesores que intentan utilizarlo como forma de rescatar el ludismo primitivo y fomentar el relacionamiento social?
¿Cuál es la propuesta gimnástica para trabajar sobre la interiorización y la construcción de la imagen corporal, ante la invasión de la \"gimnasia aeróbica\" que coloca a las niñas y jóvenes ante un modelo que debe ser seguido en sus movimientos inverosímiles, sin ninguna posibilidad de crítica a su significado, salvo la sensación de pertenencia rítmica a un grupo y al disfrute de la música \"disco\" seleccionada como acompañamiento y estímulo condicionador?
¿Qué se le contesta al alumno que encuentra ocupada la atención de su profesor de educación física en la preparación del equipo para la próxima competencia intercolegial, durante las escasas dos horas semanales que el curriculum escolar le ofrece, en teoría, para encontrar una orientación a su aprendizaje motor, jugar con todos sus compañeros de clase y sentirse perteneciente, aceptado a pesar de sus limitaciones motrices, que hoy lo discriminan para practicar el deporte que le gusta?
Siendo coherentes con nuestra visión pedagógica y didáctica, trataremos de construir instrumentos que le permitan a cada docente/alumno encontrar la manera de dar sus propias respuestas a sus particulares alumnos en su contexto escolar cotidiano.
Es menester, para que la didáctica no se sustente sobre un vacío de significación, analizar los factores previos y paralelos que la condicionan. Entre ellos, evaluar y considerar la política educativa y los marcos pedagógicos generales, las expectativas sociales respecto a lo esperado de la educación física, las características institucionales y su proyecto educativo, junto con el autoanálisis de las posibilidades de desarrollar un plan de trabajo de educación física diferente y adecuado a las características de los alumnos.
Este contexto determina en buena medida el quehacer didáctico y la posibilidad de iniciar una tarea renovadora.
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