Pensar y pensarse como sujetos de aprendizaje es el punto de partida de una asignatura que desde su Plan de Estudios se propone mejorar la relación del alumno con la lectura, el estudio y el aprendizaje.
Los destinatarios de este taller – ingresantes al profesorado de Nivel Inicial – constituyen un grupo muy numeroso con un alto porcentaje de mujeres. Una extensa experiencia de trabajo con ellas/os nos permite afirmar que los modos de relacionarse con el conocimiento que han construído a lo largo de su historia de aprendizajes, para una gran mayoría opera como limitante de sus potencialidades. En general no problematizan “las formas” de apropiación del saber y no se permiten dudar de la palabra del “poseedor del supuesto saber”. Aprendieron a evaluar la pregunta como carencia, como falta y por ello las reprimen y se reprimen en sus relaciones en el mundo y con el mundo.
La lectura es una práctica que en general queda acotada al estudio. El acto de estudiar para muchos/as resulta difícil, desagradable y frustrante ya que al disponer de un repertorio muy escaso de estrategias de comprensión, lo resuelven desde un pensamiento lineal, acudiendo a la memoria mecánica. Sus saberes resultan así fragmentados, más episódicos que conceptuales y muy vulnerables al paso del tiempo.
Cómo posicionarse desde la asignatura que nos ocupa frente a interlocutores con estas características, determinará no sólo el lugar desde donde partir, sino también el trayecto a recorrer y la modalidad adoptada para transitarlo.
Entender en ellos un presente de posibilidades y carencias homogéneas, podría conducirnos a proponer un programa también homogéneo, de habilidades que entendiéramos capaces de promover mayor eficiencia futura, para todos.
Entender en ellos un presente de posibilidades y limitaciones semejantes pero no homogéneas, por considerar que se fueron configurando a lo largo de una historia personal-social, nos conduce a revisar las diferencias en las semejanzas, para promover la construcción de proyectos personales vinculados al estudio y al aprendizaje, coherentes con sus modos de sentir, de experiemntar y confiar en sus propios recursos.
La elección de la segunda alternativa nos plantea como primer eje problematizador: la revisión de la historicidad personal social de los aprendizajes (pasado) vinculado a la estructuración de la subjetividad y por ende a la construcción de los Modelos Internos a Matrices de Aprendizaje.
Concientizar la relevancia de esa historia, en el presente de cada sujeto de aprendizaje, permite:
-Entender las diferencias individuales en los sistemas de disposiciones., de apreciaciones, de valoraciones de las prácticas y de los esquemas de acción construídos por cada uno (habitus), e intentar alguna explicación a partir de analizar el peculiar entrecruzamiento de lo individual y lo social en su propia historia.
-Explicar las semejanzas generacionales desde entender que los modelos de aprender, se van configurando en relación a un momento histórico concreto y a contextos particulares donde emergen ciertas regularidades en torno a lo que significa ser sujeto de aprendizaje.
Develar este complejo interjuego posibilita recrear la propia identidad encontrándole sentido al pasado, pero no para anclarse en él sino para estimular la adopción de una actitud abierta al cambio, a lo nuevo, para potenciar sus posibilidades desde el aprovechamiento lúcido y coherente de su propia historia.
La propuesta plantea entonces una dialéctica entre pasado-presente y futuro, entre lo ya conocido y lo por conocer, entre continuidad y ruptura, por eso en un segundo momento la pregunta y la problematización se centran en el presente resignificado., para posibilitar la teorización y la reflexión ahora circunscripta a sus procesos de aprendizaje, para desde allí revisar las concepciones y prácticas habituales de estudio, lectura y escritura que adoptan.
Evaluar las estrategias que usan para aprender, desentrañar las limitantes y descubrir las potencialidades, coloca al sujeto frente a la necesidad de reconocer la complejidad y la contradicción de sus habitus y hacerse cargo de la incertidumbre y del temor que genera asumir la necesidad de algun cambio reconocido como promotor del desarrollo personal.
El reconocimiento de las limitantes y la transformación de algunas certezas en dudas, constituyen terreno propicio para instalar el momento de perfilar proyectos personales inscriptos en el pasado y en el presente. Desde allí recrear condiciones que favorezcan el asumirse como sujetos protagónicos en el acto de estudiar; el afianzarse en la condición de lectores autónomos y críticos y el formarse como productores de textos adecuados a la situación comunicativa que los hace necesarios.
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